Una noche fría y gris de finales de octubre de 1985 alguien reventaba la cerradura del número 83 de la calle Amparo, en el barrio de Lavapiés. Se trataba de un edificio abandonado desde hacía años, cuyos dueños estaban dejando caer a la espera de un buen momento para especular. Todavía quedaban unos cuantos años para que se pusiese en marcha la gran estafa piramidal que conoceríamos como burbuja inmobiliaria, pero los especuladores ya creían que la ciudad era suya. Por suerte, aquella cerradura hecha pedazos iba a demostrarles que no.
El número 83 de la calle Amparo supuso el inicio en Madrid de uno de los movimientos contestatarios más radicales de los últimos años: el movimiento de okupación. Por supuesto, no era la primera vez que se ocupaba una casa –siempre que ha habido un problema de vivienda ha habido alguien dispuesto a pegarle una patada a una puerta-, pero sí era la primera vez que esa okupación se realizaba con unos fines y un discurso político que iba mucho más allá de la necesidad de buscarse un techo. El número 83 de la calle Amparo era el primer centro social de Madrid organizado de forma asamblearia y autogestionada, basado en el apoyo mutuo, la solidaridad y el anticapitalismo. Aquel edificio demostraba que era posible construir otras formas de vida. Que ni la ciudad ni nuestras vidas les pertenecían.
Aquella primera experiencia solo duró diez días –el poder se dio cuenta enseguida del potencial desestabilizador y transformador del movimiento-, pero poco importa: a partir de entonces, la okupación no haría más que crecer. Hoy, treinta años después, el movimiento es más fuerte que nunca. Además de los centros sociales que se han abierto en cada barrio, el movimiento cuenta con edificios enteros de viviendas y cientos de okupaciones individuales extendidas por toda la ciudad. Las experiencias de okupación se multiplican tan rápido que el poder no es capaz de controlarlas y reprimirlas todas, por mucho que lo intenta.
Estos treinta años de okupación son un buen motivo para seguir luchando y para celebrarlo. Entre el 4 y el 10 de mayo se llevará a cabo una semana de lucha por la okupación a la que están invitados todos los colectivos e individualidades que deseen formar parte de ella. Se realizarán todo tipo de acciones, desde charlas y talleres a otras muchas que se deja a la imaginación.
Aquí se puede consultar el calendario de actividades.