La Red Apoyo Mutuo Comunitario del Barrio del Pilar surge a finales de marzo de este año, como espacio colectivo impulsado desde la AV La Flor, con el objetivo de ofrecer apoyo y cuidados a las personas que, por su contexto de partida o sobrevenido, están en situación de precariedad y carecen de los recursos necesarios para afrontar el día a día de la situación de crisis social provocada por la pandemia covid19.
Comenzamos con lo básico, la alimentación, proporcionar comida a quien carecía de medios y hacer la compra a personas que no podían salir, dar apoyo telefónico con especial atención a las personas mayores que viven solas, pero la evolución hacia temas múltiples ha sido rápida. Además de cuestiones de alimentación, fuimos abordando temas relacionados con el alquiler, con lo laboral, empadronamiento, migrantes, ayudas de los servicios sociales, el imv…
Colaborando con los Servicios Públicos
En los primeros momentos, esta colaboración fue a través del contacto con la Policía Municipal del distrito. A continuación y a iniciativa propia, establecimos contacto permanente con los Servicios Sociales, a quienes hemos ido pasando los datos de aquellas personas que, o ya estaban conectadas con ellos, pero en este tiempo no habían podido concretar ayudas, o que nos solicitaban realizar el contacto. Unos servicios sociales que, ante el cambio de escenario, tardan en dar una respuesta y constatan la falta de personal y de procedimientos ágiles.
Sabemos que el trabajo de las profesionales y los profesionales de los servicios sociales ha sido muy duro durante todo este tiempo. Sabemos que ha habido bajas largas, que ha habido cambios necesarios en los procedimientos utilizados, que ha habido muchas dificultades personales y técnicas para atender convenientemente a las personas que de un día a otro se han visto en situaciones desesperadas.
La crisis no ha afectado a todas por igual
Muchas familias se han visto desbordadas por la situación de precariedad inicial o sobrevenida, con hijas e hijos a las que atender, con padres y madres mayores en situación de soledad o dependencia, con trabajos perdidos, con mucho trabajo “informal” desaparecido y, por tanto, sin posibilidad de paro ni erte, con mujeres víctimas de maltrato, con cambios de domicilio obligados por la situación, con hacinamiento en viviendas o, peor aún, en una sola habitación compartida…
Por eso decimos que aunque la crisis nos ha afectado a todas las personas no lo ha hecho de forma igual para todas. Porque cada cual teníamos un punto de partida diferente. Y diferente disponibilidad de recursos.
Por ejemplo, la precariedad de los derechos sociales de vivienda digna y trabajo digno, por no mencionar el acceso a una alimentación saludable y suficiente, han sido puestos en evidencia por la pandemia.
Muchas personas carecen de esos y otros derechos sociales básicos y existe todo un entramado normativo que hace a muchas personas, sobre todo migrantes, estar en un círculo cerrado que les impide avanzar…
La salud comunitaria y la economía
Estos meses, también, nos han dejado claras otras cosas. Por ejemplo, que la salud pública, la salud comunitaria, tiene mucha relación con nuestras condiciones de vida y de trabajo. A mayor precariedad laboral, habitacional y medioambiental, menor salud. Y no solo hablamos de la covid 19. Pasa con muchas otras enfermedades.
El problema, o los problemas, se agravan cuando no hay políticas de prevención, cuando la atención primaria está igualmente en situación precaria, o cuando no le damos más protagonismo a la salud comunitaria.
Cuando seguimos dedicando más recursos a promover trabajos que ponen en el centro el lucro y el beneficio empresarial, y dejando de lado la vida de las personas y del planeta.
Es decir, que si no cambiamos nuestro estilo de vida, las bases de nuestra economía, el objetivo de nuestro trabajo productivo, si no ponemos ya en el centro la vida de las personas y del planeta, lo que hemos experimentado en estos meses a nivel planetario, será lo que tengamos a partir de ahora. Una situación permanente de crisis social que es, a su vez, crisis ambiental.
El Apoyo Mutuo Comunitario
El apoyo mutuo comunitario es uno de los ejes de trabajo de nuestro proyecto en el Centro Comunitario Guatemala, desde que lo iniciamos hace dos años.
Se trata de avanzar de forma creativa, solidaria y autogestionada, con actuaciones que facilitan la creación de comunidad. Actuaciones que, por sus objetivos, van más allá de una situación concreta de emergencia social como la que hemos vivido en estos meses. Actuaciones que giran alrededor de tres elementos:
* Dar y recibir indistintamente.
* Facilitar el protagonismo de las personas a la hora de tomar decisiones colectivas sobre las prioridades sociales.
* Visibilizar y ser conscientes de las múltiples causas que nos han hecho llegar aquí, y disponer de herramientas para enfrentarlas.
El objetivo es ir avanzando hacia lo común, lo comunitario, hacia la autogestión comunitaria. Ser cada vez más conscientes de nuestra interdependencia como seres humanos y de nuestra ecodependencia con el planeta que habitamos. Se trata, en definitiva, de transformar la sociedad en la que vivimos.
Para ello, además de articularnos con el resto de redes vecinales en el distrito y en la ciudad, cada una desde su enfoque y perspectivas, resulta indispensable implicar a los servicios públicos. Unos servicios financiados con el dinero de todas, y sobre cuya organización, prioridades y gestión tenemos también cosas que decir.
Se trata de avanzar hacia una autogestión comunitaria con el objetivo de crear, impulsar y fortalecer políticas públicas en beneficio de la comunidad, estructuras creativas que faciliten su participación y, en definitiva, las transformaciones sociales que las sostengan.
Aquí puedes descargar el informe realizado de la actividad en el período marzo-julio 2020.
Y aquí la información sobre las donaciones recibidas durante el año 2020.