Nacimos hace más de cuarenta años, en una época en la que participar en una asociación vecinal era la única actividad política permitida. Se fortaleció en la lucha por “la Vaguada es nuestra”, y en la promoción de la vivienda social, además de muchas otras historias, y se mantuvo con altibajos a partir de los ayuntamientos democráticos, sobre todo en los últimos tiempos, siendo “recuperada” y puesta nuevamente a pleno rendimiento hace quince años.
En el 2017 la asociación celebramos los 40 años de legalización, y para ello nos embarcamos en la aventura de elaborar un libro, una exposición y un vídeo. Entendíamos que dar a conocer la historia de la Asociación Vecinal La Flor, era una forma de poner en valor el trabajo voluntario de muchas mujeres y hombres en las últimas décadas, que entendieron y entienden la importancia de trabajar colectivamente, tanto en el ámbito de la reivindicación como en el ámbito de lo propositivo, destacando aquellas buenas prácticas de democracias participativas desarrolladas a lo largo de los años por parte de la entidad.
El movimiento vecinal, del cual forma parte la AV La Flor, es un compendio de movimientos que se articula en el eje que une lo global con lo local, atendiendo a todas aquellas cuestiones, problemáticas y necesidades que las personas, colectivos y comunidades de los barrios y ciudades, requieren para el desarrollo integral de sus vidas.
Tiene, además, un elemento que constituye su seña de identidad, y es su apuesta firme por la participación activa de las vecinas y vecinos en la toma de decisiones colectivas en el ámbito público, lo que ha llevado al movimiento vecinal a poner en valor la implicación de la ciudadanía, y a experimentar prácticas de autoorganización y asamblearismo.
Pero mirar hacia el pasado no tendría sentido si el objetivo fuese solo conocer. El conocimiento, por sí sólo, no aporta acción transformadora. Sólo lo hace cuando se re-conoce, es decir, cuando se reflexiona de forma colectiva, y cuando se tiene en cuenta que la mirada sobre el pasado se hace desde nuestra posición en el presente.
Por eso, dar a conocer nuestra historia puede servir para abrir un espacio de reflexión sobre el relato construido, que permita identificar nuevos caminos para la participación y para ampliar nuevas formas de estar en lo que llamamos asociacionismo.
La publicación, que puedes descargarte aquí,
- es en sí misma una herramienta de visualización de valores comunitarios que hacen que las personas nos asociemos con otras en distintos formatos y momentos,
- dibuja el sentido de la acción colectiva organizada para conseguir objetivos comunes de transformación social,
- muestra de diferentes formas las lógicas de la participación ciudadana a través del tiempo.
- quiere contribuir a conocer y re-conocer las motivaciones, discursos, formas, formatos, alcances… de los espacios de participación a lo largo de estas décadas.
Junto a ella te dejamos también este vídeo que realizamos.
A por los siguientes 40 años!